miércoles, 25 de abril de 2012

Semana U con olor a formalina

Por  David Ching

Si se presenta la oportunidad de ir, pues hay que hacerlo. Tercer piso de medicina, atienden los estudiantes con ‘‘scrubs’’ extendiendo una caja de guantes blancos que venden a paupérrimos cien colones para apoyar al departamento de anatomía de la facultad. A tocar y ver órganos humanos se ha dicho.
Al igual que todos los años, cerca de tres semanas antes de la Semana Universitaria, el departamento de anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica, les permite a los estudiantes de medicina celebrar la expoanato. Un pequeño paseo donde por cien colones (costo de los guantes) se puede ver, tocar, preguntar y entender sobre diferentes sistemas del cuerpo humano.

Al entrar sobre el cuarto de telas blancas, los futuros médicos reciben a sus vistas, tomándose su tiempo para explicar el crecimiento celular a la hora de la reproducción humana. Muestran además unos fetos muertos, cuyas malformaciones hicieron que murieran durante el proceso. Tras esta breve introducción, vamos a lo que es el cuerpo humano.

¿Cuántos huesos tiene el cuerpo humano? La respuesta es 206. Esto es lo primero que dicen cuando entramos a la siguiente sección. Cráneos, pelvis, pies, manos, fémures, muchos huesos más, con oportunidad de verlos, tocarlos y preguntar sobre ellos. Dos estudiantes se encargan de explicar adonde está cada uno, y de qué sirve.  No hay mucho tiempo, hay que seguir adelante.

Es aquí donde el olor a formalina entra por las narices, penetrante, y fuerte. Algo  gris y amorfo se posa sobre una bandeja de plata en la mesa blanca. No tardan en afirmar que estamos en la estación del sistema digestivo, donde hay un hígado, un estómago y media cabeza, con todo y un pedazo de esófago. Lejos de lo que uno creería, está completamente limpio, y más que rojo es gris, expidiendo un fuerte olor a formalina.  Ahora es cuando explican cómo la comida va desde la boca hasta el intestino grueso.

Penes, testículos y vaginas disecados en una bandeja de plata, llegamos al sistema reproductivo. Sin tapujos ni tabúes se habla de lo que se halla que hablar sobre los órganos masculinos y femeninos. Aquí no solo se ven y se tocan las vísceras humanas, también los diagramas y las figuras de apoyo ayudan a los estudiantes a explicar todo lo que haya que explicar.

Ahora toca cerrar su puño derecho, ese es el tamaño de su corazón, y está bueno que lo sepa porque es uno de los órganos más importantes (sino el más importante de su cuerpo). Así es… llegó la hora de que nos hablen del sistema cardiaco. Se puede aprovechar los corazones cortados en las bandejas para verlos, abrirlos y entenderlos, mientras explican cómo se las ingenia nuestro organismo para expulsar y sangre a todo el cuerpo.

En la siguiente estación nos muestran todo el sistema en una sola bandeja, riñones, uretras y vejiga, es el sistema renal. Particularmente frágil, cuesta atreverse a tocar algo más allá de los riñones, todo parece indicar que algo se romperá si uno va más allá, pero el estudiante que expone no tarda en alzarlo y mostrarlo sin ninguna preocupación. Cuentan que un depósito sólido en este sistema puede ser en extremo doloroso y una forma de evitarlo es  hidratarse así que a tomar agua se ha dicho.

Hay dos, uno grande y el otro no tanto ¿Cuáles órganos son estos? Los pulmones. Aquí cuentan  que no hay que fumar, y que el sistema respiratorio es muy importante. Todos los pulmones están perjudicados por la contaminación del aire, pero cuando muestran los pulmones de un fumador, uno entiende porque el doctor no recomienda el cigarro.

Llegamos a la estación final y este órgano no es gris, es rosado pero paradójicamente a él se le adjudica la ‘‘materia gris’’. Unos cuantos cerebros se desparraman sobre las bandejas de plata, algunos más desordenados y manoseados que otros. Los diferentes hemisferios y partes tienen sus funciones y quien atiende no tarda en explicarlos con lujo de detalle para pasar al final de la expoanato.

Es entonces cuando se muestra la salida, no queda más que botar los guantes, lavarse muy bien las manos y salir de vuelta al mundo de Semana U.

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